Cuando vamos avanzando en el camino de la vida, del universo es propicio preguntarnos… ¿Estoy en calma?
¿Estoy equilibrado, equilibrada?
O ¿me siento en desenfoque?
Si es así, ¿cómo me enfoco?
Ordenando todo lo que tengo a mi rededor.
Ahora se supone que soy un adulto según las personas, pero yo me considero un niño aún y quiero seguirlo siendo el resto de mi vida.
Seguiré siendo un niño con espíritu emprendedor, aventurero, soñador, creativo, imaginativo y con mucha fe.
La fe es la que mueve todo, es la manifestación de todo lo que tenemos a nuestro rededor.
Y hay 2 tipos de fe que he hablado en otras conversaciones… la fe del miedo y la fe del amor. Ambas son las máximas expresiones de fe. Una desde el positivo y otra desde el negativo.
A veces es bueno hacer una pausa para equilibrarnos, enfocarnos, aclarar nuestras ideas, hacernos conscientes del tipo de preguntas que nos estamos haciendo y volver a empezar.
Te aseguro que cuando te calmas, te enfocas en lo importante y haces las cosas con el corazón, enfocado en el amor, en la fe del amor… todo fluirá.
De esa forma se multiplicará todo lo que tengas.
Ten un buen día. Te amo.
